Por Raquel León Rodríguez
El
jueves 24 de julio, José Luis Pinto
anunció por medio de una conferencia de prensa que no seguiría como técnico de
la Selección Nacional de Fútbol, pero la noticia no fue precisamente su salida,
porque en días pasados el rumor de su partida era inminente. “Pinto”, quien
llevó a la “Sele” al Mundial, antes de
irse la “dejó picando en el área”. Una serie de declaraciones dejaron al
descubierto la “situación” que vivió mientras
estuvo al mando del equipo; con analogías, llanto y cámaras nos dijo: ¡adiós!.
Dicen que el muerto y el arrimado a los tres días apesta, pues ya llevamos casi cuatro de desayunar, almorzar, cenar y hasta merendar el ahora calvario de los jugadores y las declaraciones de Pinto. Es decir, el fútbol genera pasiones, emociones, alegrías y tristezas, este tema nos metió furor en las venas, pero ¡ya! Todos los involucrados hablaron, todos sacamos conclusiones.
No es posible que esta novela se convierta en el tema principal de los medios de comunicación ni en el problema más serio que nos aqueja en este momento. Casos de niños desaparecidos, el conflicto entre Israel y Palestina, el aumento en el precio de la gasolina, temas políticos, sociales, ambientales y más.
Cuán aletargados estamos. Pinto se fue, hará su vida en otro equipo, nadie le quitará lo “bailao”, los muchachos de la “Sele” serán los héroes más destacados que la historia del fútbol nacional alguna vez haya tenido y nosotros con el corazón mallugado por seguir siendo testigos de la doble moral con que se maneja casi todo, pero seguimos aquí, las realidades siguen siendo duras, las cosas malas siguen pasando.
Ya está bueno de tanto luto, el lunes de cada semana siempre regresa y nosotros tenemos que buscar la forma de encontrar soluciones o por lo menos dejar de hacerle “carga” al problema.