miércoles, 26 de febrero de 2014


¡Qué rico un cafecito!

Por: Raquel León R.
 
Negro o con leche,  con azúcar o algún sustituto. No importa el ingrediente extra que se le agregue, la taza de café tiene voz propia.  El concepto de “¡vamos por un café!”, es más que una expresión rutinaria, es un ritual que introduce a sus miembros en una obra de recuerdos posteriores.
En un país como el nuestro en donde la cultura del famoso “Grano de Oro” representa unas de las raíces más fuertes de los costarricenses, disfrutar de una taza de café es un símbolo de compañía, historia y una catarsis elevada.
Y es que, quién no ha experimentado una relación directa con el “cafecito”, ese amigo que nos permite leer con plenitud un libro, ese confidente que sirve de mediador entre un grupo de amigas quejándose y riéndose de los hombres o de ese compañero de negocios que cierra tratos en mesas de ejecutivos, pero su mejor papel es ese en que funciona de cupido entre una pareja que recién se conoce o aquella que se reconcilia.
            El café de Costa Rica es considerado una delicia al paladar, según la revista Excelencias Magazines,  nuestra región está valorada como una de las zonas donde se produce una de las mejores y más ricas variedades de café por su ligero sabor y su magnífica fragancia.  Indudablemente este sagrado grano lo encontramos en todas las casas y restaurantes de nuestra querida Tiquicia.
            El centro de San José es un testigo fiel de la incorporación de paisajes “cafeteros”, es común observar por las tardes a la gente con una sonrisa en el rostro segundos después de quitar su boca de una taza blanca cargada de café. Los precios de esta bebida varían;  al recorrer unas cuántas cafeterías   podemos encontrar cafecitos con leche desde ¢900 hasta los más refinados de ¢2000 en adelante. También el fruto dorado nos ofrece varias “caras”, entre las más famosas encontramos el cappuccino de origen italiano, el americano, el café frío, entre otros.
            Tomar café además de ser una acción deliciosa para el gusto, es un creador de energía, inclusive ayuda a nuestro organismo a aliviar dolores de cabeza y según la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café (AMECAFE),  ayuda  a disminuir las probabilidades de sufrir enfermedades del corazón.
                        Qué no lo pensamos dos veces cuando alguien nos invita a un café, o  mucho menos nos pique el codo para convidarle a otra persona una bebida tan mágica, porque al final las mejores ideas de la historia se han pensado a la luz de una taza de café.